Tenia unos trece años cuando una mañana de domingo mi padre me llevo a visitar un
sitio diferente, especial. Yo no sabia nada sobre ese lugar, sabia que iba a un
cementerio, pero que no era un cementerio normal, era un cementerio diferente,
con cierto halo de misterio. Sabia que allí solo enterraban a los suicidas y a
los que no eran católicos.
Corrían
aun tiempos en que visitar el cementerio civil de Madrid era casi una visita clandestina,
traspasar su puerta era sinónimo de ateo, de rojo…vamos, de algo sospechoso. Yo
traspase esa puerta con mi familia sabiendo que estaba haciendo algo
importante, no sabia bien por que, pero
me sentía bien.
Pronto
supe que ese sitio me iba a gustar, tanto que esa visita me marco para siempre.
Era un sitio especial, por supuesto que si, vi que allí había enterrada mucha
mas gente de la que pensaba, y gente “importante” decía yo desde la óptica de
una niña.
Nada
mas entrar, a mano derecha observe un
mausoleo enorme, era de un tal Nicolás Salmerón. No sabia quien era, pero al leer su epitafio me cayó bien: Había
dejado de ser presidente por no firmar una pena de muerte. Su nombre siempre me
acompaño, siempre identifique el cementerio civil de Madrid con él.
Casi
enfrente estaba enterrado una persona a la que si conocía, la verdad, era el
único nombre que me sonaba: Pablo Iglesias.
Fui
paseando con mi familia por todas las calles del cementerio, calles llenas de
gente anónima para mi, desconocía por aquel entonces la gente tan importante
que allí yacía. Gente desconocida también para muchos, gente que habían silenciado
durante años, cuya persona y obra eran desconocidas para un sector de la
población ya que el régimen se había encargado de que supiéramos poco de ellos.
Me
llamo también la atención, la casi ausencia de cruces, y sin embargo veía
palomas de la paz, hoces y martillos, compases y cartabones, poesías o
simplemente un nombre solitario encima de una lápida. Eso me gustaba, no me
daba el respeto (llamase miedo) que me daban los cementerios católicos llenos
de grandes cruces, de enormes ángeles, ecce homos…. Ahora, curiosamente, empieza a haber bastantes cruces.
Un
día hable a mi hijo de este lugar y con 14 años hice lo mismo que mi padre hizo
conmigo, enseñarle ese lugar desconocido aún para muchos y que es toda una lección
de historia. Le enseñe las tumbas de todas esas personas que fueron silenciadas
durante años y que ahora tenemos el deber de enseñarles a nuestros hijos lo que
hicieron y todo lo que aportaron a nuestra sociedad: Políticos, escritores,
médicos, urbanistas, periodistas, científicos…grandes personajes que aportaron
mucho a la historia de este país; librepensadores, demófilos, suicidas, judíos,
alemanes, mujeres que lucharon por su emancipación, gente sencilla que
quisieron ser enterrados fuera de terreno católico…Hasta un sacerdote que pensaba
de forma diferente y quiso enterrarse
con sotana.
Mención
aparte, las mujeres. Esas maravillosas mujeres que aún eran mas desconocidas
para la sociedad que el resto de sus difuntos compañeros de cementerio. Mujeres
silenciadas, en la sombra, mujeres que
aportaron tanto y les agradecieron tan poco, a esas maravillosas compañeras de
profesión, compañeras sentimentales,
compañeras en la lucha…….mujeres especiales que se enfrentaron a la
sinrazón de la época, que se saltaban los cánones impuestos, sufragistas, feministas,
luchadoras por cambiar la sociedad. Mujeres en mayúscula que luego silenciaron
por ser “demasiado peligrosas” para el momento que les toco vivir, silencio que
duro demasiados años. Por ello quiero dar a conocer a estas estupendas mujeres
que hicieron tanto y a las que envidio
profundamente por su coraje, por su valentía, por su afán de querer cambiar una
sociedad opresora para la mujer, por luchar por una sociedad mas igualitaria,
por educar de una manera diferente…. Para todas ellas mi mas eterno
agradecimiento.
Debemos
conocer lo que se esconde detrás de las tapias del cementerio civil, que se
conozcan las tumbas de gente tan ilustre y menos ilustre, pero todos,
absolutamente todos yacen allí por ser diferentes, personas laicas,
progresistas….y algún suicida que quizá no quiso ser enterrado allí pero sufrió
la intolerancia del momento y como castigo por desafiar al Supremo se
enterraría allí donde se enterraba a “los malos”, esto le ocurrió a Maravillas
Leal. que se suicido en 1884.